jueves, 30 de diciembre de 2010

Cuento navideño

Estas navidades he participado en un concurso, que no he ganado jeje. Quiero compartir con vosotras uno de los relatos que envíe, tenía que tratar de Papa Noel:

Desde luego no era el trabajo de mis sueños, cuidar a un mocoso de seis años, maleducado, consentido y conteston llamado Mario no entraba dentro de mis planes,.No es que sea una creída pero soy bastante lista y espabilada, dos cualidades que no parecían captar en todas las entrevistas de trabajo que tenía.

Así que allí, estaba la mañana del 24 de Diciembre con un frío increíble, sentada en un banco del parque, viendo como aquel niño, inmune por lo que parecía al frío, se balanceaba en el columpio que, hacía quince minutos según mi último vistazo al reloj, había robado a una niña.

- Mario cielo nos tenemos que ir ya.
- No quiero!!!.
- Pero tenemos que ir al supermercado
- Noooo, quiero quedarme!
- ¿Y si te compró una cholatina?
- Mmmm vale!

Solía ir bastante días a comprar a ese supermercado, estaba cerca de la casa de Mario y cuando su madre nos pedía que trajéramos algo que se le había olvidado, íbamos allí. Lo malo de cada visita a ese super era que al salir, sentado en la puerta había un mendigo, un señor algo mayor con perrito blanco pidiendo y Mario siempre le tenía que hacer algo, normalmente era “tropezarse” con la cajita donde la gente echaba sus monedas, por lo que estas quedaban todas por el suelo, otras veces hacía rabiar al perrito. Yo cada vez que esto pasaba le pedía mil disculpas al señor, y cuando iba sin ese “doble” de Daniel el travieso, le echaba monedas o le daba algo que le había comprado en el supermercado, él siempre me lo agradecía con una sonrisa.

Ese día tocó tropezarse con la cajita de monedas.

- Mario, eso no se hace!- le dije yo
- No se preocupe señorita- dijo el buen hombre- Jovencito deberías portarte mejor sino Papa Noel no te traerá nada.
- Eso es mentira! Siempre me trae todo lo que quiero- le contestó Mario muy serio.
- Papa Noel siempre recompensa a la gente que se porta bien durante todo el año, seguro que a tu amiga – dijo señalandome, lo cierto es que “amiga” era mucho decir sobre la relación que teníamos- le traen muchas cosas.

Mario tiró de mi brazo y nos alejamos del supermercado. Llegamos a su casa, le dí de comer y me fui cuando llegó su madre. Por delante tenía unas dos horas para comprar los regalos que me faltaban.

La cena con mi familia fue estupenda, aunque yo estaba muy cansada, comimos mucho, nos reímos y nos fuimos a dormir, yo la primera, no me tenía ya en pie.
En mitad de la noche me desperté con mucha sed, consecuencia directa de cenar tanto y aunque me daba mucha pereza me levanté a beber agua, al pasar por la puerta del salón ví que nos habíamos dejado enchufadas las luces del arbol, me asome y ví una figura humana vestida de rojo que estaba alrededor del árbol, se dio la vuelta y me sonrió, esa sonrisa me sonaba mucho, no tardé en darme cuenta que era el señor de la puerta del super vestido de Papa Noel, como es lógico me asusté y volví a la cama.

A la mañana siguiente cuando desperté no sabía si lo que había pasado la noche anterior fue real o un sueño.
El día 26 antes de ir a por Mario, pasé por el supermercado y no estaba aquel mendigo con cara de bonachón, sonó mi móvil y me quedé helada, me habían cogido en un trabajo cuya entrevista había hecho hacía un mes!

Nunca mas volví a ver a ese señor, no sé si fue real lo que vi en el salón de mi casa, quiero creer que si, pero de lo que estoy segura es que si haces cosas buenas tienes tu recompensa


M

1 comentario:

  1. que bonitooooooooooooooo!!!! oye pues para presentarte al concurso de relatos está muy bien!

    unbeso guapa!

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